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De la preocupación a la acción, la historia de Olenka Ibarra (Lima)

En el marco del trabajo sistémico del proyecto Educomunicación sobre cambio climático y degradación ambiental en Lima, Cusco y Madre de Dios, proyecto ejecutado por la ACS Calandria y Tejiendo Sonrisas y con el apoyo de la Unión Europea en el Perú, presentamos historias de cambio de jóvenes ambientalistas, líderes en sus espacios de desarrollo, quienes han encontrado en algunas iniciativas del proyecto, una forma de transformar su ímpetu en acciones concretas a favor del medioambiente. Te invitamos a conocer la historia de Olenka Ibarra, activista ambiental de Lima.
Los jóvenes hoy son actores fundamentales de la sociedad. Son los llamados a exigir y conquistar cambios para que nuevas generaciones de jóvenes sigan dedicando su energía para devolverle algo de salud al planeta. Esta es la historia de uno de ellos: se llama Olenka.
Existen ciertos momentos en los que prestamos atención especial a los programas de televisión, a las noticias o a los documentales que podemos encontrar en Internet sobre la naturaleza. Entonces aparece la preocupación. Es casi una reacción humana. Eso le pasó a Olenka, cuando era apenas una adolescente: “Veía cómo los desastres naturales azotaban al mundo y los animales eran de los más afectados. Sin embargo, el desastre más grande lo siguen provocando los seres humanos”.
Olenka veía cómo la basura y los desechos contaminan los ríos en Lima, cómo el dióxido de carbono que emiten los autos contamina el aire y cómo los proyectos que explotan recursos naturales también contaminan lagunas, matan árboles o arruinan el hábitat de varios animales. Y la ventana por la que veía todo esto seguían siendo las ventanas de las redes sociales.
Poco a poco, esos síntomas empezaron a estar más presentes en sus reflexiones. “Dañar nuestro medio por oro, destruir árboles por madera, todo de manera desmesurada para quedarnos sin nada no tiene futuro. Darme cuenta de estas cosas me hizo pensar en el daño que hacemos debido a nuestra falta de conciencia y empatía”, dice Olenka, la joven de veinticinco años que sintió esas revelaciones como un despertar de conciencia.
El 2020 fue un año que marcó un antes y un después para ella. Al empezar la pandemia, Olenka se dio cuenta que podía hacer más cosas para ayudar. Entonces se inscribió al Equipo de Derecho Ambiental de la Pontificia Universidad Católica del Perú. En todo este tiempo, ella aprendió sobre temas de sostenibilidad y ecología. Como estudiante de Derecho, ha podido sintonizar dos temas que la apasionan: el medio ambiente y las leyes.
Su compromiso la ha llevado también a dictar clases para otros jóvenes como ella, quienes luego participan en eventos para concientizar y enseñar a más personas. Además, se ha convertido en una especie de embajadora de buenos hábitos en favor del reciclaje y el cuidado del ambiente. Incluso su tesis abarca temas de Gestión Pública y pueblos indígenas.
Olenka cree que la sociedad hoy no toma muy en serio a los jóvenes. “No nos prestan atención”, dice. Los políticos tradicionales consideran que están siendo “manipulados” o que quizás son muy inmaduros para entender “cómo funciona el mundo”. En realidad, es todo lo contrario y ella lo entiende así: “Ahora es cuando más nos damos cuenta del cambio climático, del daña al medio ambiente, de las luchas de los pueblos indígenas y las conquistas por asegurar derechos humanos. Y es ahora cuándo más debemos ser escuchados”. Para ella, todavía existen algunos grupos interesados en que las cosas continúen así, pensando solo en su propio beneficio. “Contra ellos tenemos que luchar para buscar un mundo mejor, aunque las cosas se tornen difíciles. El cambio no es fácil pero tampoco imposible”.